
María Sajim es cerámica creativa, pero no, no es mi nombre original, es una mezcla de mi padre y mi madre. Esa mezcla es la que me ha hecho ser quien soy ahora y esa mezcla es la que me hace diferente del resto.
María Sánchez Jiménez. Arquitecta, más de montaña que de playa, me encantan las plantas en especial las Calatheas, no puedo vivir sin luz y sol, la cerámica es mi pasión, me preocupa la sostenibilidad, adoro viajar, tengo pijamas peludos y mis comidas favoritas son el karaage y la causa limeña. Esta presentación es el resumen de quien soy ahora, aunque como todo, tiene su origen un tiempo atrás…
He pasado la mayor parte de mi vida en Murcia, ciudad donde nací, conocida además de porque sabemos reírnos de nosotros mismos, por sus trescientos días de sol al año. Pasé y sigo pasando mis veranos en Bullas, un pueblo del interior con paisajes vinícolas. Todavía recuerdo la ilusión de ver florecer los cuatro almendros y cerezos que tienen mis padres.
Estudié Arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia. Una carrera de fondo que te enseña lo que es la autodisciplina y la constancia. Estudié mucho sí, y quería mi premio, irme un año a conocer otra cultura. Pedí la beca Promoe para realizar el Proyecto Final de Carrera en Japón ¡y me la dieron!

En 2014 me fui a Nagoya (Japón) sin saber casi lo que era el sushi, el manga o cosplay. Lo que me interesaba de esa cultura era el minimalismo, la arquitectura, las ciudades y por supuesto la cerámica. Así que como os podéis imaginar el choque cultural fue muy grande, difícil de explicar y una de las mejores experiencias de mi vida.

Durante el tiempo que estuve en Japón, también tuve la oportunidad de realizar un voluntariado en Bohol (Filipinas). Lo que viví allí me llevó a hacer uno más largo después en Arequipa (Perú). De hecho creo que se ha convertido en una medicina a la que recurrir cada cierto tiempo.
Tras la universidad, trabajé en diferentes estudios de arquitectura en la ciudad de Madrid y en Murcia. Mientras utilizaba la cerámica como mi medio para poder expresar la creatividad que la rutina de un estudio no te permite.
La cerámica llegó a mí ya desde el instituto. En Valencia y Nagoya ambas importantes en este ámbito me llené de inspiración. En Madrid la utilizaba como vía de escape de planos y líneas. Y ahora en Murcia es mi forma de expresión.
La cerámica me permite, idear, diseñar, y crear con mis propias manos. Materializar un proyecto con todas sus fases en tan poco tiempo es algo muy gratificante. En verdad es un proceso rápido para mí, que vengo del mundo de la construcción, pero la cerámica requiere de paciencia y mimos para llegar a alcanzar los acabados deseados.
Mis colecciones son parte de mí y de mis vivencias. Por eso he querido que me conozcas un poco más, porque con cada pieza te llevas una parte de mí.
María